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'Éxodo'


Se ha escrito mucho sobre lo sucedido a finales de 1811, un hecho de carácter épico. La historia de los héroes ha sido contada pero aún resta mencionar la historia de los “sin voz” aquellos que asentían con sus cabezas ante la orden del padre o la madre que seguía a Artigas por miedo o convencimiento. ¿Qué pensaban los niños que viajaban en aquella improvisada caravana? Protagonistas olvidados, su historia no nos ha sido contada aún.

Señalaba María Julia Ardao que: “Este movimiento de la gente que vivía hasta entonces en los pueblos y villas de las diferentes zonas del país, trabajando en las diferentes zonas del país, trabajando en las estancias o dispersas por la campaña, se prolongó durante dos meses. Al cabo de ellos se encontraban reunidos en el salto Chico sobre el Río Uruguay, miles de paisanos que desde todos los rincones del territorio buscaron la protección de Artigas quien desde entonces fue reconocido como jefe de los Orientales,…” [1]

Según María Julia Ardao la emigración pudo implicar un total de 16.000 personas.[2] Y por esto Artigas dispuso: “…la realización de un Padrón en el que se debía anotar los nombres de los jefes de familia, padre y madre, el número de hijos que llevaban consigo, especificando si eran mujeres o varones y éstos si eran mayores o menores de edad. También debía anotarse el número de esclavos que acompañaban a cada familia, si los tenían. Debía indicarse asimismo, el número de carretas en que se conducían en caso de poseerlas, pues había muchos que carecían de ellas y marchaban a pie.”[3]  Ana Frega añade que cerca de la mitad de la población de la Banda Oriental abandonó el territorio.[4]

La expresión “Éxodo del Pueblo Oriental” fue una creación de Clemente Fregeiro, su etimología señala que proviene del griego y significa salida, hace alusión a la salida del pueblo hebreo de Egipto. Es un capítulo de la Biblia. Pero a qué denominamos Éxodo: “la historiografía uruguaya ha denominado “Éxodo” la migración o retirada de familias producida después del armisticio.”[5] ¿Por qué emigraron? La historiografía nacionalista ubica las razones en el sentimiento de unidad nacionalista, éste acontecimiento sería el primero que unificó a los pobladores orientales. Ana Frega en cambio señala que: “esa idea demasiado abstracta para reflejar los motivos que llevaron a las familias a emigrar junto al ejército. La violencia de las acciones militares de españoles y portugueses anunciaba represalias mayores si no se contaba con la protección del ejército oriental.”[6]

Hasta el momento no sabemos demasiado sobre un sector de los integrantes de aquella enorme caravana, los niños. Sabemos que eran unos 1039 niños que llegaron a Salto Chico donde Artigas mandó a realizar el Padrón, no sabemos si todos cumplieron el total de la travesía, los 522 km desarrollados en un total de 64 días, de lo cual deducimos que recorrían unos 8 kilómetros diarios en promedio. ¿Cómo era el viaje?, las penalidades están sugeridas en la correspondencia de Artigas pero en realidad quizás sea el viaje de Larrañaga desarrollado años después el que nos ha dejado más detalle sobre cómo era viajar en aquellos tiempos.

Al año siguiente se desarrolló en Jujuy un hecho de similares características pero no llegó a constituir un contingente humano tan numeroso y además Belgrano ordenó a través de un Bando que se llevaran adelante las acciones. Se obligó a la gente, en este caso no hubo obligación por parte de Artigas, más bien todo lo contrario.

Anecdotario del Éxodo

Obedecer rápido

Antonio Pereira le señala a José Artigas que cuanto antes deje el territorio de la Banda Oriental  será mejor porque así quedarán en evidencia los verdaderos intereses de Portugal que supuestamente estaban ayudando a Montevideo: “Debe Usted obedecer al Gobierno de Buenos Aires precisamente porque de lo contrario lo declararan rebelde y lo abandonaran y se vera Usted perseguido tanto del dicho Gobierno como por el de Montevideo y lo mismo por los Portugueses; /…/ conozco el amor que tiene Usted a su Patria y esto mismo debe obligarle a Usted a retirarse a fin de que los Portugueses no les quede refugio alguno.”[7] Antonio Pereira, rico comerciante e intermediario entre Artigas y el Virrey Elío se encargaba de transmitir las noticias a la familia de Artigas que quedaba en Montevideo.

Todos se van…

José Rondeau Jefe de las Fuerzas Armadas de la Junta de Mayo señalaba que: “Creo de mi deber manifestar a V.E el estado de desolación en que queda esta Campaña, y la consternación que causa ver que toda ella queda hecha un desierto. Me aseguran que Pueblos de numeroso Vecindario se abandonan sin quedar en ellos un solo hombre. De todos puntos de la Campaña se replegan familias al Ejercito…”[8]

El 3 de noviembre de 1811 José Artigas le escribe a Mariano Vega: “En cuanto a las familias, siento infinito no se hallen los medios de poderlas contener en sus casas: un mundo entero me sigue, retardan mis marchas, y yo me veré cada dia mas lleno de obstáculos para obrar, ellas me han venido a encontrar, de otro modo yo no las habría admitido; por estos motivos encargo a U. que les será imposible, seguirnos, que llegarán casos que nos veamos precisados a no poderlas escoltar, y será muy peor verse desamparadas en unos parajes que nadie podrá valerlas; pero si no se convencen por estas razones déjelas U. que obren como guesten.”[9]

En la página 26 del tomo vi se señala por parte de José Artigas el Estado de la ciudad de Montevideo y la campaña: “…nadie ha quedado en los pueblos”[10]

 

Artigas los indígenas y  el éxodo

El papel de los indígenas ha sido menguado por mucho tiempo pero es necesario reinterpretarlo o estudiarlo mejor. Hay varios pasajes de la comunicación de José Artigas en los que se destaca su relación con el mundo indígena del cual fue conocedor e integrante. En Octubre de 1811 Artigas leía las circunstancias políticas, el enemigo no era Montevideo, el enemigo era Portugal, la guerra contra Portugal era el objetivo, por eso recomendaba a Antonio Carranza, capitán a la sazón en Yapeyú, sitio al que se dirigía Artigas: “_La reunión de los indios bravos es la 1ª necesidad, y yo espero q.e V. de cualquier modo me envie algín Cacique acompañado de diez o doce indios para que trate conmigo apuremos todos los recursos para que los portugueses no se hagan dueños de esta banda.”[11] Claramente Artigas busca hostigar a los portugueses a través de la guerra de guerrillas que los indígenas, charrúas o te otras etnias practicaban con las tropas regulares. Sabemos que en ese mismo día, Artigas ya recomienda que Sandú, un cacique indio parta para reunirse con esos indios bravos.[12]

Los portugueses se cobran

Ramón Rodríguez le informa a José Artigas el 26 de noviembre de 1811 desde San José como los portugueses se han cobrado su ayuda a Montevideo: “Los portugueses, toda la Caballada que han reunido, la reyunaron y marcaron. Entregando a las divisiones (que estas son por provincia) la que les pareció conducente: La división de Paulistas, marcaron la letra P en la quijada: Los procedentes de Sta catalina, marcaron con letra C en el anca: Solo a los ausiliares…”[13]

Familias de estos parajes

Algunas nombres son familiares cuando leemos el Padrón del Éxodo. Uno de esos nombres está unido al departamento en el cual estamos hoy y a su nombre. Felipe Flores, “dueño de extensos campos situados al este del Arroyo Grande”[14], casado con Cecilia Barrios, nacida en el paraje de Víboras, al norte del actual departamento de Colonia. El segundo hijo fue Venancio, caudillo en los años posteriores que signo varios momentos de la historia local y regional. Señala el historiador Lockart que “Felipe Flores tenía casa en Porongos a media cuadra de la iglesia. Muy vinculado a Artigas y en especial a Rivera, no habría de tardar en compartir con ellos las vicisitudes azarosas de los años siguientes.”[15]

Leyendo el Padrón del Éxodo, es significativo que la familia Flores poseía 13 esclavos varones y 2 mujeres esclavas, un número no encontrado a menudo en el Padrón.[16]

El controvertido pasaje.

Hace unos nueve años surgió la hipótesis de que el éxodo no había pasado por la actual Ismael Cortinas, al menos no había pruebas contundentes. La propia María Julia Ardao no deja claro esta posición, sabemos por ejemplo que la marcha se inicia: “desde San José a la altura del Arroyo Grande donde se hallarán el 30 de octubre. Debían vadear el río San José a la altura del arroyo Pintos dado que, en la época, esa trayectoria era indicada como la más conveniente para salvar la distancia del litoral a Montevideo. El 29 llegaban ya a la vera del arroyo Monzón, desde donde Artigas eleva al gobierno de Buenos Aires un oficio…” (Ardao, 1968: 30) la contradicción es evidente, ¿cómo pudo estar el 30 en Arroyo Grande (Ismael Cortinas)? Si el 29 estuvo en Monzón, ¿retrocedió? Podría ser pero el 2 ya está en el Pérdido. Y su avance era hacía el Norte. Nuevamente la trayectoria no está clara y atribuir el pasaje de la migración es bastante arriesgado cuando las fuentes no dicen que fuera así.

Y mientras tanto en Montevideo…

Ramón Santiago Rodríguez señala que: “…las tropas de Montevideo se están desertando mucha parte de ellas: estas se hayan muy disgustadas, pues después de sufrir un estrecho sitio les salieron con la buena cuenta de dos pesos, y que hacía siete meses no tomaban…”[17]

Cuenta además Ramón Santiago Rodríguez la huida del cura de San José: “el Cura de San José, fue insultado por el famoso Peralta; este tuvo el atrevimiento de aproximarse, o internarse en la casa de dicho Cura: y con voces desacompasadas dijo: “Padre yo vengo a que Usted me de las 3 onzas que ofreció por mi persona si me tomasen prisionero”. El cura, estaba solo y como viese a un hombre armado dentro de su casa fue mucho el susto que ha tomado, de cuyo, se fue a dar a Montevideo (donde subsiste) y creo no vuelva a San José en bastante tiempo:”[18]

 



[1] GARCÍA CAPURRO, Federico, PIVEL DEVOTO, Juan. “Éxodo del Pueblo Oriental. Padrón de familias que acompañaron al General José Artigas en 1811”. Montevideo: Ministerio de Cultura, 1968, p. VII.

[2] Ibíd., p. VII.

[3] Ibíd., p. VII.

[4] FREGA, Ana. “Pueblos y Soberanía en la Revolución Artiguista. La Región de Santo Domingo de Soriano desde fines de la colonia a la ocupación portuguesa” Montevideo: EBO, 2007, p. 142.

[5] Ibíd., p. 147.

[6] Ibíd., p. 149.

[7] A.A, tomo VI, p. 5. Carta de Antonio Pereira a José Artigas 28 de Octubre de 1811.

[8] A.A, tomo VI, p.12. José Rondeau a Junta de Buenos Aires, 29 de octubre de 1811.

[9] A.A, tomo VI, p. 23. José Artigas a Mariano Vega, 3 de noviembre de 1811.

[10] A.A, tomo VI, p. 26. José Artigas al Gobierno de las Provincias del Río de la Plata. Cuartel General en Río Negro, noviembre 13 de 1811.

[11] A.A, tomo VI, p. 20. José Artigas a Ambrosio Carranza, 2 de noviembre de 1811.

[12] A.A, tomo VI, p. 21. José Artigas al Capitán Ambrosio Carranza, 2 de noviembre de 1811.

[13] A.A, tomo VI, p. 41. Ramón Santiago Rodríguez a  José Artigas, 26 de noviembre de 1811.

[14] LOCKART, Washington. “Los Caudillos. Flores. Un caudillo trágico”. Montevideo: EBO, p. 5.

[15] Idem.

[16] GARCÍA CAPURRO, Federico, PIVEL DEVOTO, Juan. “Éxodo del Pueblo Oriental. Padrón de familias que acompañaron al General José Artigas en 1811”. Montevideo: Ministerio de Cultura, 1968, p. 13.

[17] A.A, tomo VI, p. 41. Ramón Santiago Rodríguez a  José Artigas, 26 de noviembre de 1811.

[18] Ibíd., p. 41. Ramón Santiago Rodríguez a  José Artigas, 26 de noviembre de 1811.


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