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Weber


Algunos comentarios.
 Generalmente en la web se suele encontrar mucha información de variada calidad,  es interesante en muchos casos las referencias a libros clásicos pero en la mayoría de los mismos se carece de lecturas directas de los autores y se está ante referencias indirectas y un poco superficiales sobre los libros y los pensamientos expresados allí.  La lectura de libros clásicos siempre aporta ideas renovadas. Max Weber y su obra “La Ética protestante y el espíritu del Capitalismo”. Es una obra escrita entre 1904 y 1905. Inciden dos variables fundamentales, la primera; la muerte del padre del autor, para algunos ésta obra fue la canalización de los sentimientos generados a partir de este suceso. Por otro lado la situación que estaba viviendo Alemania, la era post-bismarckiana: “…un país que evolucionaba rápidamente hacia formas de capitalismo industrial, pero con una burguesía políticamente endeble, sometida a la dirección de una aristocracia terrateniente la de los Junkers prusianos, incapaz de llevar a término la necesaria modernización del Estado alemán. En este contexto, fortalecer la conciencia política de la burguesía alemana equivalía a apostar por la transformación del país.”[1] Por estos motivos Weber realizó una investigación presentando los mecanismos religiosos que incentivaron el surgimiento del capitalismo. Se puede decir que se trata de una obra superada en muchos aspectos (bueno fuera luego de más de 100 años) pero aún presenta algunas líneas de interesante reflexión.
Define y caracteriza al capitalismo como “el deseo de la ganancia, que había de lograrse con el trabajo capitalista, incesante y racional, ganancia siempre renovada, la “rentabilidad”. Y así, dentro de una ordenación capitalista de la economía, cualquier esfuerzo individual no encaminado al posible logro de una ganancia está condenado al fracaso. (…)”.[2]Por otra parte señala que el capitalismo es: “El amo absoluto en la vida de la economía, esto es el actual capitalismo, educa y origina, valiéndose de la selección económica, a los individuos, tanto empresarios como trabajadores que requiere.”[3]Uno de los factores impulsores fue “la ética profesional del protestantismo ascético” constituido por: “El protestantismo ascético (con la misma acepción que ya dimos al vocablo) ha contado básicamente con cuatro agentes: primero, el calvinismo, con su peculiar estructura acogida en los principales países de la Europa occidental, donde llegó a predominar especialmente en el siglo XVII, segundo, el pietismo, tercero, el metodismo, y cuarto, las sectas surgidas del movimiento bautizante (…).”[4]Los cuáqueros y menonitas por ejemplo tenían como medida rechazar los cargos públicos, una de las frases preferidas “honesty is the best policy”, frase usada por Franklin.[5]Se recorre el camino a la inversa del cristianismo, las reglas del claustro se traen al mercado. En Inglaterra durante el período de la revolución se registró un enfrentamiento entre la moral feudal y la burguesa: “Esta propiedad se registra con la mayor nitidez en la lucha en torno al Book of Sport elevado a ley por Jacobo I y Carlos I, a fin de combatir el puritanismo, habiendo el segundo ordenado que desde todos los púlpitos se llevase a cabo su lectura (…) Por otro lado, la sociedad monárquica feudal favorecía a todo aquel que se sentía atraído por el esparcimiento frente a la incipiente moral burguesa y los conventículos ascéticos adversarios de la autoridad, de igual manera que la sociedad capitalista de hoy en día favorece a quienes se sienten impulsados hacia el trabajo, contra la ética de clases de los trabajadores y sindicatos poco mas o menos anarquistas. No obstante, frente a todo ello, los puritanos se levantaron en virtud de su principio del comportamiento ascético, que era lo fundamental: el despego que tanto el puritano como el cuáquero sentían ante los juegos no se apoyaban en principios piadosos, y hasta por ellos aceptado, con el requisito de que fuera de provecho a una finalidad racional, es decir, ser la confortación requerida para el volumen de la entrega física; únicamente era censurable, de un modo opuesto, por el hecho de poner simplemente al (…)”[6]En Holanda señala que: “Por lo que respecta a Holanda, donde el calvinismo estructuró solo dominó siete años, los círculos más apegados a la religiosidad, cuya sencillez y moderación iban cada vez más en ascenso, dueños de grandes riquezas terminaron por lanzarse desenfrenadamente tras el cúmulo de capitales. Sin embargo, con el paso de los años, la propensión en todas las épocas y lugares, la misma que aún hoy existe, de “aristocratizar” la burguesa sucesión de bienes, e topó con menosprecio hacia las formas feudales de vida, propio del puritanismo. Los mercantilistas escritores ingleses del siglo XVII consideraban que la preponderancia del capitalismo holandés estaba por encima del de Inglaterra debido a que en este país, contrariamente a Holanda, los capitales nuevos eran invertidos en tierras, así como por el hecho (…) de que sus amos se daban con exceso a estilos feudales, con pretensiones de adquirir un sello aristocrático, estirpando sus patrimonios del caudal capitalista circulante. (…)”[7]En definitiva “La fuerza emanada de la concepción puritana de la vida no propició únicamente la creación de capitales, además, dio resultados aún de mayor importancia, al beneficiar de manera especial la formación del comportamiento burgués y racional (visto desde el ángulo de la economía) cuya figura más representativa y consecuente corresponde al puritano. Es así como esta concepción contribuyó al origen del “hombre económico” de los tiempos modernos.”[8]En el libro de Wesley se señala que “Al empresario burgués no solo le estaba permitido el afán de lucro, sino que debía guiarse por él, si le asistía la seguridad de hallarse en estado de gracia y considerarse evidentemente bendecido por Dios, siempre y cuando no se saliera de los límites de la corrección formal, (…). Agreguemos que: “Al ascetismo puritano le fue asignada la ayuda en la inclemente legislación inglesa acerca de los pobres, que estableció en esta materia los cambios más radicales, lo cual fue posible debido a que la mendicidad estaba excluida del seno de las sectas protestantes y de las comunidades regidas por el estricto puritanismo. (…)”[9]Concluye Weber: “Hemos intentado dar prueba de que el espíritu ascético del cristianismo fue el que originó uno de los factores que intervinieron, a su vez, en el nacimiento del moderno espíritu capitalista y hasta de la propia civilización moderna, la racionalización del comportamiento sobre la base de la idea profesional. Reflexionamos, una vez más, fijando la atención en el documento visto al principio de este trabajo, y que nos fue legado por Franklin, y se reconocerán estos factores inherentes a esa mentalidad que hemos llamado espíritu del capitalismo”.[10] En el país donde se arraigó este espíritu con mayor fuerza fue en los Estados Unidos.
Quizás la religión no sea el único factor impulsor del capitalismo pero si constituye un factor impulsor de gran relevancia y conviene,  aún hoy,  tenerlo presente.   
  


[1] WEBER, Max. “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”. España: Globus, 2013, p. 14.
[2] Ibíd., p. 36.
[3] Ibíd., p. 78.
[4] Ibíd., p. 123.
[5] Ibíd., p. 187.
[6] Ibíd., p. 208.
[7] Ibíd., p. 215.
[8] Ibíd., p. 219.
[9] Ibíd., p. 220.
[10] Ibíd., p. 223.

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